En el marco del análisis de la situación nacional
consideramos pertinente abordar estos tres elemementos, para objetivamente
ubicarnos hoy, en medio de la situación de crisis general que se vive, y
proyectarnos desde la resistencia, la oposición, las formas de organización, la
alternativa a construir una nueva Colombia sobre la base de la
salida política negociada al conflicto social y armado para alcanzar la paz con
justicia social; la democracia plena e incluyente con poder real al
constituyente primario, el pueblo, para decidir; la unidad más amplia, capaz
con sus formas políticas, sociales y del movimiento popular en general de
construir un movimiento de movimientos o un bloque social alternativo que se
inserte en el corazón y las luchas del pueblo por cambios y construcciones de
fondo, estructurales; y por la vigencia integral de los derechos humanos.
Es necesario para esto dotarnos de las herramientas necesarias, como el PDA
fortalecido, que jueguen el papel de instrumento político, no centralizador,
sino con la mayor amplitud, que permita el desarrollo pleno de la unidad, las
luchas transformadoras y la construcción del nuevo país.
La lucha por la paz, la democracia,
la unidad, los DDHH hacia una nueva Colombia llevan implícita una unidad
dialéctica que tenemos que potenciar para que sea motor que nos impulse con
fuerza imparable.
EL MODELO NEOLIBERAL
Forma de acumulación de capital, impuesto por el capitalismo,
luego de una serie de acontecimientos, entre ellos el derrumbe del llamado
“socialismo real”, para de acuerdo a su teoría del fin de la historia y
del mundo bipolar, cobrar revancha y aumentar
su tasa media de ganancia “disminuida” según ellos, por la existencia durante
sesenta años del socialismo y la guerra fría.
En Colombia el modelo neoliberal se impone con características más
sangrientas, despojadoras de los derechos del pueblo, de la soberanía y
reaccionarias que en la mayoría de países. Recordemos que la guerra integral
(sucia y legal) con asesinatos, desapariciones y desplazamientos forzados, y
con el encarcelamiento y penalización de la lucha social, de dirigentes y
activistas, fue y es un instrumento
básico para garantizar su imposición. La apertura económica, la
reestructuración del Estado para dejarlo como gendarme protector de los
intereses de capitalistas nacionales y extranjeros, eliminar sus funciones
sociales, las privatizaciones de los sectores estratégicos de la economía, la
privatización de las entidades estatales responsables de la seguridad social, convirtiendo los
servicios en negocios, entre muchas otras medidas o reformas, las han
conseguido no solo cooptando dirigentes y lideres políticos, sino igualmente a
través de la aplicación de su guerra integral. El modelo neoliberal en Colombia
ha recurrido al componente ideológico y
a la más descarada e intensa ofensiva mediática para conseguir sus objetivos.
Desde los años noventa, cuando se inicio su imposición, han sucedido grandes crisis económicas y guerras imperialistas, que llegan en
ocasiones a mostrar que la crisis no es solo
del modelo sino sistémica, pero el capitalismo y su actual forma de
acumulación continúan en esencia con la estructura del modelo, y su gran
voracidad que cada día aumenta más, afincándose en el sector financiero. A
nivel mundial, Colombia no es la excepción, cada que este sector cae en crisis
le lanzan billonarios salvavidas.
LOS PRESIDENTES DEL MODELO
Hacemos una reseña muy en síntesis,
desde el gobierno de Virgilio Barco que
fue el planificador, pasando por Cesar Gaviria encargado de las reformas de
primera generación: ley 50 de 1990, ley 100 de 1993, reforma tributaria, la CPN
de 1991 muy generosa en formas de participación y en normas sobre los derechos
humanos pero profundamente neoliberal en lo económico y en poderes al
ejecutivo; Ernesto Samper quien gobernó con el proceso ocho mil a cuestas y en
medio del aquí estoy y aquí me quedo, manifestando que no era neoliberal sino
neo estructuralista, pero durante su gobierno hubo más privatizaciones que en
el de Cesar Gaviria; Andrés Pastrana llego con el mandato de realizar la
reformas de segunda generación, modernizar
las fuerzas armadas y al tiempo buscar la paz, al final después de
iniciar y avanzar en el proceso de reingeniería del ejército y la
implementación del plan Colombia, después convertido en plan patriota, rompió
el proceso de diálogos del Caguán acabando con
tan importante esperanza de paz y reconciliación nacional; Álvaro Uribe
Vélez, ponente de las leyes 50 y 100 siendo senador, como presidente con su
seguridad democrática, estado comunitario, país de propietarios, equidad
social, continuo con las reformas neoliberales y la entrega del país a las
transnacionales profundizando la
política de guerra y dando patente de corzo al paramilitarismo y con el apoyo
incondicional de los medios de comunicación bajo la sombra del embrujo
autoritario, logró la reelección para un segundo periodo, aun cuando no consiguió ser nuevamente reelecto, porque
se convirtió con sus actitudes belicosas, prepotentes, antidemocráticas, la
corrupción rampante, los falsos positivos, no solo en una traba para la
“relegitimación del estado” sino también
en obstáculo para las relaciones económicas internacionales y por tanto dejo de
ser funcional al modelo; Juan Manuel Santos llega con la aureola de ser tercera
vía y de reestructurar el sistema gobernante, de pasar de la seguridad
democrática a la seguridad ciudadana y toda una serie de formulaciones que en
la práctica no han pasado de ser mas que fraseología, pues hasta el momento su
agenda legislativa y lo aprobado
muestran es su compromiso pleno con el modelo. No se puede desconocer
que es importante el nuevo tipo de relaciones con UNASUR y el mejoramiento de
las relaciones con los países vecinos, pero los indicadores no muestran avances
en lo social y por el contrario cada día se incrementan los indicadores de
aumento de la pobreza, el desempleo no baja a un digito, en la salud cada vez
es más precaria la situación y sus locomotoras no dejan entrever más que una
gran entrega de recursos no renovables y la soberanía del país. Las ilusiones
de quienes consideran o consideraban que este “liberal Clásico” con su unidad
nacional garantizaría espacios democráticos hacia una reconciliación nacional,
se desvanecen con la realidad objetiva,
marcada por la profundización de la guerra cada vez más intensa, sin que asome
siquiera la llave de la paz que dice tener guardada. Esta breve o simple
mención de los presidentes del modelo nos indica que por más que traten de
maquillarse con ropaje democrático, social o de otras latitudes políticas, en
esencia son funcionales al modelo neoliberal con todo y los reacomodos que
pueda tener.
LUCHA POPULAR Y ALTERNATIVAS CONTRA
EL NEOLIBERALISMO
En 1990 cuando se inicia la imposición en la práctica del
modelo Neoliberal, las centrales obreras presentan al gobierno un documento
titulado “Que se suspenda la apertura económica y se discuta la política
económica y social del país con los
trabajadores y empresarios”
donde se fija la posición de rechazo al modelo y se plantea una
alternativa viable y patriótica. Esto es acompañado de una permanente
movilización que tiene su punto más importante en el Paro Nacional contra la
Ley 50.
En la lucha contra la reforma a la seguridad social, plasmada en la Ley 100 de 1993, la
movilización y las propuestas alternativas, lograron evitar la desaparición del
ISS y mantener los derechos substanciales.
Todo este periodo en general fue intenso y con esas características para
enfrentar el modelo y sus reformas de primera generación, ello en medio de la
más brutal guerra sucia. En octubre de 1993 es presentado, por iniciativa
popular, el proyecto de ESTATUTO DEL
TRABAJO, después de una amplia y organizada movilización nacional donde se
recogieron más de un millón de firmas. El proyecto presentado a la Cámara de Representantes después fue arbitrariamente archivado; para
sacar adelante esta importante iniciativa indiscutiblemente falto mayor fuerza
en la acción de masas y se confió mucho en el lobby parlamentario.
Las jornadas realizadas en el resbaladizo gobierno de
Samper, especialmente por el magisterio
y en general el sector estatal; la oposición y la movilización durante el
periodo de Pastrana donde se puso a prueba el principio de la independencia,
y se participo activamente para tratar
de sacar adelante los procesos de paz ( Agenda común – Convención nacional ) y
en el cual se realizo el gran Paro de agosto de 1999 y se presentó, con
alcances programáticos, el pliego de 41 puntos, son también referencia sobre lo que ha sido y como se
marco el actuar del movimiento sindical y popular. Frente al gobierno de Uribe,
sí bien al principio la movilización y la acción fueron débiles, en la medida
en que se consiguierón avances, como la derrota del Referendo, se fortaleció la
acción popular.
En la lucha sectorial es necesario referenciar o mencionar
algunas para continuar hacia un análisis profundo. El SECTOR AGRARIO se ha
caracterizo no solo por grandes movilizaciones, sino también por los avances en
la unidad con una excelente perspectiva
en la CONVERGENCIA CAMPESINA, NEGRA E INDÍGENA,
CNI, y en el Mandato Agrario. FECODE y la lucha contra la
privatización, la eliminación de la educación pública estatal y el estatuto
docente. La USO y su lucha por la soberanía nacional, la defensa de los
recursos naturales y ECOPETROL como patrimonio público. SINDESENA en prolongada lucha contra la privatización,
las reestructuraciones y por el
mantenimiento pleno de la institución.
En esta etapa vivimos en el marco de la guerra sucia la
brutal ofensiva que significo el exterminio de la UNION PATRIOTICA, partido
político surgido en la década de las 80`s en medio de un proceso de diálogos
para la paz y que jugó un gran papel como organización de izquierda, con una
política alternativa y de cambios que prendió en el pueblo y por ello logro un
importante desarrollo y una amplia representación parlamentaria y en las corporaciones
públicas regionales, donde desempeño un importante papel en defensa de los
intereses del pueblo, proyectando la posibilidad de cambios estructurales para
conseguir una verdadera democracia, la paz, la unidad y la construcción de una
nueva Colombia. El asesinato, la desaparición, el destierro de miles de sus
militantes significo no solo la desaparición de una esperanza, sino igualmente
uno de los mayores genocidios contra un partido político en la historia.
El Frente Social y político fue una importante propuesta
materializada para tener una herramienta eficaz en el camino hacia la
democratización de la vida nacional y fue significativo su papel, incluso
cuando decide unirse, dentro de la coalición Alternativa Democrática, con el
Polo Democrático Independiente, para darle vida al Polo Democrático
Alternativo.
El movimiento popular ha pasado
por una etapa de grandes dificultades y ha tenido que resistir la ofensiva del gran capital en diversas formas.
En ese duro camino de resistencias, en el cual se han destacado el
movimiento obrero, diversos sectores como los estudiantes, que lograron la
derrota de la ley 30 de educación superior y dejar planteada la lucha por una
reforma educativa democrática; los indígenas por sus derechos y territorio; los
corteros de caña, contra el engendro de las CTA y toda la política de
tercerización y deslaboralización, se ha
ido forjando un proceso de unidad que tiene
obstáculos y debe superar la dispersión y las tendencias conciliadoras.
Vienen emergiendo diversas formas de lucha y organización como la
Marcha Patriótica, el Congreso de los
Pueblos, el Comosocol, Colombianos y Colombianas por la Paz, los movimientos
por los derechos de las víctimas y la plena vigencia de los derechos humanos y
varios más, que deben ser tenidos en cuenta en el proceso de construcción de la
unidad y la lucha por la profundización de la democracia con cambios
estructurales.
Debemos concentrarnos en primer
lugar, en parar la desbocada carrera de
la derecha, que trata de aprovechar la situación y el debilitamiento de las
organizaciones sociales y políticas de los trabajadores y el pueblo para con su
proyecto reaccionario, anti popular y empobrecedor en lo social y de despojo de
la soberanía nacional, preservar y aumentar sus
privilegios.
Pero simultáneamente, mediante la lucha y la unidad popular,
priorizando el impulso a la movilización de masas en los espacios abiertos de
la presencia popular, se llegó a la hora de trabajar por una
alternativa auténticamente democrática y renovadora de la sociedad y del
Estado. Cuando hablamos de resistencia,
oposición, organización como elementos
de la lucha popular, no nos referimos a
momentos distintos de la política y la acción. Se trata, al mismo tiempo, de crear las bases
de la alternativa en el proceso de la resistencia. NO hay otro tiempo político.
Esta perspectiva no puede ser la tarea exclusiva de un sector,
organización o movimiento. Tampoco es la elaboración de un grupo de élite. Debe
ser el resultado del acumulado de la experiencia de las luchas anteriores y de
las actuales, de las corrientes sociales y de los destacamentos políticos que
se enfrentan en la práctica a la agresión de la derecha en todas sus formas.
Gilberto Pareja García
Partido Comunista Colombiano
Regional Valle Del Cauca
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